domingo, 20 de enero de 2013

Consejo Papal III

De como se desvirtúa y degenera un movimiento político que empieza siendo católico y termina siendo cualquier cosa, excepto católico, tal como le paso a "Le Sillon" (organización política francesa) que pasó de ser un movimiento católico a convertirse en un movimiento que pretendía acoger todo tipo de ideologías y creencias sin más exigencias que unos cuantos ideales humanistas.



...hemos recordado ya que la iglesia ha dejado siempre a las naciones la preocupación de darse gobierno que juzguen más ventajoso para sus intereses. Lo que Nos queremos afirmar una vez más, siguiendo a nuestro predecesor, es que hay un error y un peligro enfeudar, por principio, el catolicismo a una forma de gobierno... error y peligro que son tanto más grandes cuando se identifica la religión con un género de democracia cuyas doctrinas son erróneas. Este es el caso de "Le Sillon", el cual comprometiéndose de hecho a la Iglesia en favor de una forma política especial, divide a los católicos, arranca a la juventud, e incluso a los sacerdotes y seminaristas, de la acción simplemente católica y malgasta a fondo perdido las fuerzas vivas de una parte de la nación
...Cesó de llamarse católico, y a la fórmula "La democracia será católica", sustituyó esta otra: "La democracia no será anticatólica", de la misma manera que no será antijudía o antibudista. Esta fue la época del plus grand Sillon. Se llamó para la construcción de la ciudad futura a todos los obreros de todas las religiones y de todas las sectas. Sólo se les exigió abrazar el mismo ideal social, respetar todas las creencias y aportar una cierta cantidad de fuerzas morales.
Nos tememos algo todavía peor. El resultado de esta promiscuidad en el trabajo, el beneficiario de esta acción social cosmopolita no puede ser otro que una democracia que no será ni católica, ni protestante, ni judía; una religión (porque el sillonismo, sus jefes lo han dicho... es una religión) más universal que la Iglesia católica, reuniendo a todos los hombres, convertidos, finalmente, en hermanos y camaradas en "el reino de Dios". "No se trabaja para la Iglesia, se trabaja para la humanidad"
Los jefes de  "Le Sillon" no han podido defenderse de ellas: la exaltación de sus sentimientos, la  ciega bondad de su corazón, su misticismo filosófico mezclado con una parte de iluminismo los han arrastrado hacia un nuevo evangelio, en el que han creído ver el verdadero Evangelio del Salvador, hasta el punto que osan tratar a Nuestro Señor Jesucristo con una familiaridad soberanamente irrespetuosa y al estar su ideal emparentado con el de la Revolución, no temen hacer entre el Evangelio y la Revolución aproximaciones blasfemas que no tienen la excusa de haber brotado de cierta improvisación apresurada.

Carta Encíclica "Notre Charge Apostolique", de Su Santidad San Pio X

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